20.7.11

Sinagoga Hurva

¿El proyecto de Kahn versus la restauración de Meltzer?

"Un caballo pintado a rayas no es una cebra," sostuvo alguna vez Louis I. Kahn. De estar hoy vivo y ante la nueva Sinagoga Hurva restaurada por Nahum Meltzer, ¿recurriría el célebre arquitecto estadounidense a esa misma observación?

Escrita ya la necesaria aclaración acerca de algunas tergiversaciones y otros tantos puntos históricos que conciernen a la Sinagoga Hurva, acaso resulte ahora provechoso hacer una comparación entre el proyecto de Kahn y la reciente restauración de Meltzer.


Sabido es que la magnitud y el simbolismo de la propuesta de Kahn dejaron en su momento perplejos a no pocos en Jerusalén.* Su impacto generó un verdadero dilema y es debido al mismo que pasaron más de cuarenta años desde que Kahn hizo su propuesta original en 1968 hasta que la Sinagoga Hurva fue finalmente reconstruida, en 2010.


Actualmente el edificio se encuentra ya restaurado y, cuando se considera el real contexto jerosolimitano, resulta claro que Meltzer procedió con tino y sensibilidad. Su restauración por otra parte no disminuye en nada el lustre evocativo o las fascinantes dimensiones poéticas que caracterizan al proyecto de Kahn (desarrollado entre 1968 y 1974). Tal como sucede con los bocetos de templos ideales delineanos por Leonardo da Vinci en el Renacimiento, la magnética propuesta de Kahn sigue siendo siempre interesante y vigorosa, incluso desde su condición proyectual.


No se trata aquí de evaluar qué es mejor que qué, porque no es la presente una cuestión de "o lo uno o lo otro". Tanto el proyecto de Kahn como la restauración de Meltzer deben sin embargo ser considerados dentro de su propio contexto histórico. Lo de Kahn no es mejor ni peor que lo de Meltzer. Cada uno hizo lo mejor que pudo trabajando bajo las circunstancias propias y específicas de Jerusalén tanto en 1968-74 como en 2003-10.

Es importante recordar que el proyecto de Kahn fue desarrollado cuando la Sinagoga Hurva estaba literamente en ruinas y aún no existía la actual Gran Sinagoga de Jerusalén (obra que Alexander Friedman sólo construirá en 1982); el Museo de Israel, por otra parte, apenas si había empezado a funcionar y no mucho tiempo antes (el cuerpo principal de Alfred Mansfeld fue inaugurado en 1965).

En un extraordinario despliegue de creatividad compositiva y audacia simbólica Kahn supo como nadie combinar en una sola propuesta un edificio que hubiese reunido la Gran Sinagoga de Jerusalén y el Museo de Israel al mismo tiempo. Kahn presentó un proyecto importante en su magnitud, uno que, de haber sido construido, hubiese tenido que por supuesto ser ajustado en sus dimensiones a la realidad de Jerusalén o caso contrario haber transformado el entorno urbano de la misma considerablemente.

Los importantes principios y valores que Kahn consideró a lo largo de su carrera e introdujo en sus proyectos y en su arquitectura siguen inspirando hasta el día de hoy a no pocos. En particular su gran respeto por los "Comienzos" y la Historia de la Arquitectura continúan hasta hoy siendo ejemplares, ya sea uno arquitecto o no. Es más, memoria, conocimiento y poesía se conjugan en las configuraciones de Kahn con sabiduría y visión. En cuanto a la ya mencionada magnitud de su propuesta para la Sinagoga Hurva, Kahn seguramente la habría ajustado oportunamente y tal como siempre supo hacerlo: sin privar a la arquitectura de admirable monumentalidad.


Reconstrucción gráfica computarizada del proyecto de la Sinagoga Hurva según Kahn (fase 1, 1967-68). Trabajo digital realizado por Francesco Cerbella y Federico Caponi en la Universidad de Florencia, noviembre de 2013 (Giorgio Verdiani, Seminario "Comunicare l'architettura e il design", Università degli Studi di Firenze; musica: Ludovico Einaudi-Ancora).

La sinagoga hoy restaurada carece de esa monumentalidad, mas resulta adecuada en lo que respecta al hipersensible casco histórico de Jerusalén. Como bien nota Meltzer, la antigua Sinagoga Hurva, con su tipología neo-bizantina, era un edificio sinagogal como no existió otro en Jerusalén, ni en la Tierra Santa toda, sin por ello olvidar tampoco el hecho que ese templo había servido además como modelo de inspiración para varias sinagogas en el extranjero (TJQ).


La propuesta de Kahn fundía los logros de la modernidad con una poesía que no se desentendía de los orígenes mismos de la arquitectura hebrea, a los que Kahn veía en el Templo de Salomón.
Seguramente es por eso que su proyecto para la Sinagoga Hurva resulta aún hoy paradigmático y es percibido como una configuración extraordinaria, una que descolla por su diseño y disciplina compositiva. Además, el diseño de Kahn es un prominente ejemplo de inclusión, es decir, una importante manifestación del fenómeno "lo uno y lo otro" en la esfera proyectual (por emplear una conocida expresión de Robert Venturi).


Jerusalén es una ciudad profundamente emparentada con la Tradición. Con su Proyecto para la Sinagoga Hurva, Kahn proponía una obra maestra de la arquitectura, una comparable a la Cúpula de la Roca. El alcalde de Jerusalén en su momento dijo estar satisfecho con el proyecto de Kahn, pero no lo propulsó. Los actuales seguidores de los rabinos dieciochescos y decimonónicos prefirieron restaurar la sinagoga que sus predecesores habían construido. No edificaron una sinagoga nueva (cosa en su momento propuesta por Kahn), sino que se mostraron predispuestos a reconstruir (una vez más) "la Ruina." Su necesidad local no por ello priva al templo hoy restaurado de cierto simbolismo global (si bien este último dista bastante del otrora propuesto por Kahn).


El edificio restaurado por Meltzer es uno modesto en sus dimensiones y austero en su decoración. El arquitecto jerosolimitano procedió con sensibilidad respecto al entorno y ha logrado hacer un trabajo prolijo y sutil.

Indudablemente la mayor hazaña de Meltzer es la de haber terminado con el insípido arco que durante casi tres décadas había servido como recordatorio de una sinagoga arruinada. Y positivo resulta entonces hoy el hecho de que el transitorio arco de 1977 haya finalmente sido removido para dar así lugar a un flamante edificio.


Kahn propuso y Meltzer reconstruyó. A su manera, cada uno de ellos dejó una contribución. Significativamente, la Historia de la Arquitectura se construye con hechos, ya sean ellos edificios o proyectos.

La historia de la Sinagoga Hurva es en sí misma paradigmática y no solo desde un punto de vista arquitectónico. Dados los contrastantes eventos que han marcado su historia, es ella quien tiende a resumir, y acaso mejor que ninguna otra, una importante parte de la historia de un pueblo milenario. Brillante, inquieto y perceptivo, difícil y esperanzado, ese pueblo constituye uno de los tres grandes pilares de la civilización humana. Como recordatorio de tal condición, pero también de su actual precariedad, la hoy reconstruida Hurva resulta vigente como símbolo de particular resonancia.

_____
* Para un estudio iconográfico de la propuesta de Kahn, véase "The Evocative Character of Louis Kahn's Hurva Synagogue Project, 1967-1974," en: The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, 1998, pp. 245-53.


Nota relacionada con el tema tratado
Ricca y su plublicada tergiversación, Impronta, 8.7.11

Resources in English
• Kahn, Order Is, 1960
Reinventing [?] Jerusalem, Documenta, 14.7.11
Hurva Synagogue: Kahn vs Meltzer?, Documenta, 21.7.2011

3 comments:

1 said...

Estoy de acuerdo con la idea que la Hurva es un símbolo que se relaciona con el valor espiritual y conecta al pueblo con sus antepasados. El edificio, es decir la obra arquitectónica, es otro cantar. Lo que Khan proyectó era magnífico, pero hoy día, en ese preciso lugar y con el entorno que tiene, la sinagoga reconstruida por Meltzer encuadra mejor. Sí es más modesta y es por eso que no desentona. La Sinagoga Hurva restaurada por Meltzer no le quita ningún valor a la tradición y es precisamente aquello que era necesario reconstruir en Jerusalén.

2 said...

¡Me encanta!

3 said...

¿Para qué reconstruir una arquitectura dieciochesca y manterse en un pasado lleno de pesadumbre? ¿Es que acaso tal añoranza convoca a tener más fe? Lo dudo. La sinagoga proyectada por Kahn es maravillosa y la tendré en mi mente cada vez que piense que de "la ruina" se puede salir puesto al día y fortalecido.

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