TERGIVERSAR. v tr Deformar el significado de una cosa para hacer que se entienda otra de corte erróneo; alterar, falsear.
Simone Ricca, Reinventing Jerusalem [Reinventando Jerusalén], Londres: I.B. Tauris, 2007. Según la información provista por Google online, este "fascinante" trabajo es un libro de "historia."
Desafortunadamente, no lo es. Y lo que en él se encuentra es sólo una lectura crítica de ciertas políticas de conservación del patrimonio arquitectónico jerosolimitano, una lectura ideológicamente impregnada.
Ricca presenta algunos hechos acerca de Jerusalén y se guarda para sí otros en los que prefiere no ahondar ya que le resultarían inconvenientes. Procede entonces a interpretar la fragmentaria evidencia que él mismo ha elegido y finalmente emite una avalancha de críticas bastante traídas de los pelos.
Escritor británico, desconocido y acaso alguna vez empleado de la UNESCO, Ricca es todo un ecónomo en lo que a decir la verdad se refiere. Para llamar a las cosas por su nombre, su Reinventing Jerusalem es una reinvención de la historia de Jerusalén y por derecho propio.
El libro de Ricca está plagado de tergiversaciones, errores de ortografía y leyendas que se prestan a equívocos. Esto último se da, por ejemplo, en la leyenda que acompaña a la primera imagen de esta nota, una fotografía tomada por Ricca mismo y que es presentada como "The ruins of the Hurva synagogue" o, si se quiere, "Las ruinas de la sinagoga Hurva." Eso es inexacto, ya que lo que la foto muestra no son solamente "las ruinas de la sinagoga Hurva" (profanada y destruida en 1948) sino también uno de sus arcos que fue reconstruido en 1977. Conjuntamente con ese arco reconstruido de 1977, las ruinas de la Sinagoga Hurva funcionaron hasta 2003 como un sitio recordatorio de lo que alguna vez había sido un punto histórico de referencia y uno de los templos hebreos más significativos de Jerusalén. En 1977 el arco fue agregado a las ruinas del destruido edificio, aunque solo como una solución temporaria y el mismo sería retirado al iniciarse la reconstrucción de la sinagoga en cuestión.
Mientras que ruinas más un arco no forman sinagoga ninguna, Ricca describe a dicha conjunción en inoportunos términos: las llama "ruinas celebratorias" (p. 111: "celebrative ruins").
Uno se pregunta: ¿cómo podría el impacto de un lamentable acto de violencia volverse una razón para celebrar?
En ese sitio recordatorio combinando una sinagoga arruinada y solo uno de sus arcos reconstruidos, Ricca descubre una "fascinante" fuente de inspiración e incluso detecta "nuevos valores estéticos" (p. 224, n. 34).
¿No son grotescas las ideas de Ricca? ¿No recuerdan acaso a aquellas otras del pintor británico Francis Bacon cuando se declaraba fascinado por la "especie de belleza" que había eventualmente descubierto en alguna que otra materia orgánica en estado de descomposición?
Según Ricca, aquellos que han perdido su santuario deberían estar alegres (y tal vez incluso agradecidos) de haber sidó provistos de, según él, un memorial elevadamente sugestivo, o dicho ahora sin eufemismos, uno perennemente arruinado.
Dada su permanente condición ruinosa, Sinagoga (eclesiástica alegoría medieval aludiendo a la fe hebrea, cuidadosamente restaurada a través de los siglos, Catedral de Rochester, Kent, Gran Bretaña) resulta particularmente compatible con las "ruinas celebratorias" propuestas por Ricca.
A nadie sorprende el que Ricca disienta y condene en su libro cierta crítica mía hecha a mediados de 1990 al arco temporario de la Hurva, al que entonces yo describí como "un solitario signo arquitectónico" e "insípido recordatorio de una sinagoga decimonónica en ruinas" (Ricca, Reinventing Jerusalem, p. 111). Con todo, y más allá de lo que Ricca piense o no acerca de mis ideas, lo cierto es que ese arco de 1977 fue generado sólo como una solución provisoria, solución a la que en 1996 yo califiqué de "cuestionable sustituto" de una sinagoga intencionalmente destruida (ibid; véase The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, 1997-98, pp. 245-53).
Ricca: "Más allá de conmemorar la destrucción, Hurva como memorial le permite a toda la [...] comunidad [hebrea] apropiarse colectivamente del sitio de un modo extremadamente poderoso y profundo, uno indisputado por ningún otro diseño arquitectónico. En efecto, la memoria colectiva [...] puede, trágicamente, agregar a esto, una ruina más, [aquella que se desprende de las] innumerables imágenes de sinagogas destruidas, persecuciones y matanzas" (Reinventing Jerusalem, p. 111; foto de C. Barnard)
« Y Sarah rió para sus adentros. » Génesis 18:12
La Sinagoga Hurva
Numerosas sinagogas fueron construidas y subsecuentemente destruidas en el mismo lugar de la ciudad de Jerusalén.
1267 Sinagoga original
1421 Un documento se refiere específicamente a esa sinagoga inicial
1585 Profanada y destruida
1700 Sinagoga de Rabbi Yehuda ha-Hasid, construida por sus seguidores
1721 Profanada y destruida; apodada "Ha-Hurva" (es decir, "la Ruina").
1836 Comienza su reconstrucción por intervención de Rabbi Abraham Shlomo Zalman Zoref
1864 Sinagoga Bet Yaakob construida por los discípulos del Gaón de Vilna e inaugurada como Sinagoga Mayor de Jerusalén
1948 Profanada y destruida
1968-74 Louis I. Kahn desarrolla su proyecto para la Sinagoga Hurva (no construido)
1977 Arco es construido como recordatorio
2003-10 La Sinagoga Hurva es reconstruida por el arquitecto jerosolimitano Nahum Meltzer ("Mitzer" [!] según Ricca, p. 111).
Sinagoga Hurva, Jerusalén, 1864-1948 (Yaacov Ben Dov)
1948-1967 En ruinas
1968-1974 Proyecto no construido de Louis I. Kahn (Kent Larson, MIT)
1977-2006 Arco recordatorio
2010 Sinagoga Hurva
En la amurallada Ciudad de Jerusalén, la Sinagoga Hurva formaba parte de un barrio cuya data se remonta a las postrimerías del siglo XVIII. Ese edificio recibió su nombre en honor a Rabbi Yehuda ha-Hassid, un místico de Polonia que propulsó su construcción, pero falleció poco después que la construcción del edificio hubo comenzado. La dificultad de reunir fondos y el incumplimiento del pago para cubrir los detalles de terminación del edificio encolerizaron a los contratistas, quienes incendiaron la sinagoga en 1721. Desde entonces se la conoció como "Ha-Hurva" (La Ruina). Y continuó siendo apodada del mismo modo incluso después de haber sido completamente reconstruida en 1864. Pese a ser oficialmente reconocida como la Sinagoga Mayor de Jerusalén, los locales continuaron llamándola "Ha-Hurva" durante sus 84 años de existencia. La reconstrucción del edificio lo elevó esta vez a una altura de 24 metros (o sea, 8 pisos actuales). El templo fue dinamitado por las tropas jordanas en 1948. Un solo arco de los cuatro del edificio en ruinas fue reconstruido en 1977. Luego de casi cuatro decadas de discusiones y propuestas de lo más diversas, la Sinagoga Hurva fue enteramente restaurada entre 2003 y 2010. El nuevo edifício es algo menor que su predecesor decimonónico en lo que concierne a la capacidad de feligreses que puede recibir, pero es también réplica fiel de su predecesor, tanto en su distribución y estructura como en sus proporciones y estilo. Resurgida de sus propios escombros, la Sinagoga Hurva actualmente es uno de los hitos y símbolos más significativos de Jerusalén.
Interior, mayo de 2010
Arquitecto y restaurador: Nahum Meltzer
Referencias adicionales
The History of the Hurva Synagogue
Yehuda Azoulay, "Rebuilding the Ruins," Sepharadic Legacy, September 2010, pp. 54-60, PDF
Commons
Photographs by William Hamblin. 1, 2, 3, 4, 5.
Ubicación: Ha-Yehudim 89, Amurallada Ciudad de JerusalénSimone Ricca, Reinventing Jerusalem [Reinventando Jerusalén], Londres: I.B. Tauris, 2007. Según la información provista por Google online, este "fascinante" trabajo es un libro de "historia."
Desafortunadamente, no lo es. Y lo que en él se encuentra es sólo una lectura crítica de ciertas políticas de conservación del patrimonio arquitectónico jerosolimitano, una lectura ideológicamente impregnada.
Ricca presenta algunos hechos acerca de Jerusalén y se guarda para sí otros en los que prefiere no ahondar ya que le resultarían inconvenientes. Procede entonces a interpretar la fragmentaria evidencia que él mismo ha elegido y finalmente emite una avalancha de críticas bastante traídas de los pelos.
Escritor británico, desconocido y acaso alguna vez empleado de la UNESCO, Ricca es todo un ecónomo en lo que a decir la verdad se refiere. Para llamar a las cosas por su nombre, su Reinventing Jerusalem es una reinvención de la historia de Jerusalén y por derecho propio.
El libro de Ricca está plagado de tergiversaciones, errores de ortografía y leyendas que se prestan a equívocos. Esto último se da, por ejemplo, en la leyenda que acompaña a la primera imagen de esta nota, una fotografía tomada por Ricca mismo y que es presentada como "The ruins of the Hurva synagogue" o, si se quiere, "Las ruinas de la sinagoga Hurva." Eso es inexacto, ya que lo que la foto muestra no son solamente "las ruinas de la sinagoga Hurva" (profanada y destruida en 1948) sino también uno de sus arcos que fue reconstruido en 1977. Conjuntamente con ese arco reconstruido de 1977, las ruinas de la Sinagoga Hurva funcionaron hasta 2003 como un sitio recordatorio de lo que alguna vez había sido un punto histórico de referencia y uno de los templos hebreos más significativos de Jerusalén. En 1977 el arco fue agregado a las ruinas del destruido edificio, aunque solo como una solución temporaria y el mismo sería retirado al iniciarse la reconstrucción de la sinagoga en cuestión.
Mientras que ruinas más un arco no forman sinagoga ninguna, Ricca describe a dicha conjunción en inoportunos términos: las llama "ruinas celebratorias" (p. 111: "celebrative ruins").
Uno se pregunta: ¿cómo podría el impacto de un lamentable acto de violencia volverse una razón para celebrar?
En ese sitio recordatorio combinando una sinagoga arruinada y solo uno de sus arcos reconstruidos, Ricca descubre una "fascinante" fuente de inspiración e incluso detecta "nuevos valores estéticos" (p. 224, n. 34).
¿No son grotescas las ideas de Ricca? ¿No recuerdan acaso a aquellas otras del pintor británico Francis Bacon cuando se declaraba fascinado por la "especie de belleza" que había eventualmente descubierto en alguna que otra materia orgánica en estado de descomposición?
Periódicos de deshecho cambiando de color por estar expuestos a la luz de sol, huesos y carcasas que han estado en el mar o al sol durante un tiempo considerable, se vuelven [todos] gradualmente otras cosas. Hay una especie de belleza en eso—una especie de magia (Bacon, "Remarks from a conversation with Peter Beard," Francis Bacon, Nueva York: Metroplolitan Museum of Art, 1975, p. 16).
Según Ricca, aquellos que han perdido su santuario deberían estar alegres (y tal vez incluso agradecidos) de haber sidó provistos de, según él, un memorial elevadamente sugestivo, o dicho ahora sin eufemismos, uno perennemente arruinado.
Dada su permanente condición ruinosa, Sinagoga (eclesiástica alegoría medieval aludiendo a la fe hebrea, cuidadosamente restaurada a través de los siglos, Catedral de Rochester, Kent, Gran Bretaña) resulta particularmente compatible con las "ruinas celebratorias" propuestas por Ricca.
A nadie sorprende el que Ricca disienta y condene en su libro cierta crítica mía hecha a mediados de 1990 al arco temporario de la Hurva, al que entonces yo describí como "un solitario signo arquitectónico" e "insípido recordatorio de una sinagoga decimonónica en ruinas" (Ricca, Reinventing Jerusalem, p. 111). Con todo, y más allá de lo que Ricca piense o no acerca de mis ideas, lo cierto es que ese arco de 1977 fue generado sólo como una solución provisoria, solución a la que en 1996 yo califiqué de "cuestionable sustituto" de una sinagoga intencionalmente destruida (ibid; véase The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, 1997-98, pp. 245-53).
Ricca: "Más allá de conmemorar la destrucción, Hurva como memorial le permite a toda la [...] comunidad [hebrea] apropiarse colectivamente del sitio de un modo extremadamente poderoso y profundo, uno indisputado por ningún otro diseño arquitectónico. En efecto, la memoria colectiva [...] puede, trágicamente, agregar a esto, una ruina más, [aquella que se desprende de las] innumerables imágenes de sinagogas destruidas, persecuciones y matanzas" (Reinventing Jerusalem, p. 111; foto de C. Barnard)
« Y Sarah rió para sus adentros. » Génesis 18:12
La Sinagoga Hurva
Numerosas sinagogas fueron construidas y subsecuentemente destruidas en el mismo lugar de la ciudad de Jerusalén.
1267 Sinagoga original
1421 Un documento se refiere específicamente a esa sinagoga inicial
1585 Profanada y destruida
1700 Sinagoga de Rabbi Yehuda ha-Hasid, construida por sus seguidores
1721 Profanada y destruida; apodada "Ha-Hurva" (es decir, "la Ruina").
1836 Comienza su reconstrucción por intervención de Rabbi Abraham Shlomo Zalman Zoref
1864 Sinagoga Bet Yaakob construida por los discípulos del Gaón de Vilna e inaugurada como Sinagoga Mayor de Jerusalén
1948 Profanada y destruida
1968-74 Louis I. Kahn desarrolla su proyecto para la Sinagoga Hurva (no construido)
1977 Arco es construido como recordatorio
2003-10 La Sinagoga Hurva es reconstruida por el arquitecto jerosolimitano Nahum Meltzer ("Mitzer" [!] según Ricca, p. 111).
Sinagoga Hurva, Jerusalén, 1864-1948 (Yaacov Ben Dov)
1948-1967 En ruinas
1968-1974 Proyecto no construido de Louis I. Kahn (Kent Larson, MIT)
1977-2006 Arco recordatorio
2010 Sinagoga Hurva
En la amurallada Ciudad de Jerusalén, la Sinagoga Hurva formaba parte de un barrio cuya data se remonta a las postrimerías del siglo XVIII. Ese edificio recibió su nombre en honor a Rabbi Yehuda ha-Hassid, un místico de Polonia que propulsó su construcción, pero falleció poco después que la construcción del edificio hubo comenzado. La dificultad de reunir fondos y el incumplimiento del pago para cubrir los detalles de terminación del edificio encolerizaron a los contratistas, quienes incendiaron la sinagoga en 1721. Desde entonces se la conoció como "Ha-Hurva" (La Ruina). Y continuó siendo apodada del mismo modo incluso después de haber sido completamente reconstruida en 1864. Pese a ser oficialmente reconocida como la Sinagoga Mayor de Jerusalén, los locales continuaron llamándola "Ha-Hurva" durante sus 84 años de existencia. La reconstrucción del edificio lo elevó esta vez a una altura de 24 metros (o sea, 8 pisos actuales). El templo fue dinamitado por las tropas jordanas en 1948. Un solo arco de los cuatro del edificio en ruinas fue reconstruido en 1977. Luego de casi cuatro decadas de discusiones y propuestas de lo más diversas, la Sinagoga Hurva fue enteramente restaurada entre 2003 y 2010. El nuevo edifício es algo menor que su predecesor decimonónico en lo que concierne a la capacidad de feligreses que puede recibir, pero es también réplica fiel de su predecesor, tanto en su distribución y estructura como en sus proporciones y estilo. Resurgida de sus propios escombros, la Sinagoga Hurva actualmente es uno de los hitos y símbolos más significativos de Jerusalén.
Interior, mayo de 2010
Arquitecto y restaurador: Nahum Meltzer
Referencias adicionales
The History of the Hurva Synagogue
Yehuda Azoulay, "Rebuilding the Ruins," Sepharadic Legacy, September 2010, pp. 54-60, PDF
Commons
Photographs by William Hamblin. 1, 2, 3, 4, 5.
Nota relacionada con el tema tratado
¿El proyecto de Kahn vs. la restauración de Meltzer?, 20.7.11
Resources in English
• Kahn, Order Is, 1960
• Reinventing [?] Jerusalem, Documenta, 14.7.11
• Hurva Synagogue: Kahn vs Meltzer?, Documenta, 21.7.2011
5 comments:
Hola Mariano. Escribo en porteño porque en inglés no me sale el lunfardo. Este fulano Ricca me hace acordar a un decano Rica que tuvimos, oportunista y traidor. Creo que la pregunta es: ¿qué se hace con un autor tramposo, mistificador, manipulador, errado y herrado? Hace muchos años un colega de aquí, más menos mi edad que fue estudiante mío en la UBA, fue universitariamente ungido y tomó a su cargo de Historia III, aunque yo le dije que no podía hacerlo. Al poco tiempo, creyó que podía escribir un libro sobre Historia de la Arquitectura Contemporánea e incluso se lo publicaron. Cuál no fue nuestra sorpresa cuando lo compramos, lo leímos y vimos que estaba plagado de errores garrafales, opiniones ambiguas y distorsionadas. Una porquería. ¿Qué hicimos, después que se nos pasó la bronca? Cuando pudimos, lo comentamos desfavorablemente desde lo académico y a los alumnos les dijimos que no lo podían tomar como referencia. Los animamos a encontrar los errores, como si se tratara de un juego. Al poco tiempo, el autor se enfermó de cáncer y se murió. El libro desapareció de todos lados y ya nadie se acuerda ni siquiera de él.
Estuve leyendo esta nota y pienso que es correcta: Ricca es un aventurero de opiniones y juega con el "esto es lo que yo opino y me importa un bledo lo verdadero.” El negoció sponsors, una buena editorial y un tema que emotivamente toca a mucha gente y así hace su negocio de ideas que parecen ser intelectualmente elevadas, sin serlo.
No olvidemos que hoy mucha gente habla de todo como si supiera en profundidad, pero de hecho usa lo que "dicen" los otros y viola la verdad histórica.
Ricca especula con que se va a encontrar con un público ignorante y no con un sabio como vos estudioso al extremo antes de escribir y publicar una opinión. Vos lo confrontas en una nota meticulosa y nos ilustras.
El tiempo hará que el cadáver de tu enemigo pase frente a tu puerta.
Estoy totalmente de tu lado y si podés escrachar la cucaracha, hacelo: una cucaracha nunca se convierte en mariposa.
Sos un sol, te mando un gran beso,
Libertad
El mundo está plagado de mediocres que escriben. La gente lee y traga. Si es verdad o mentira, la gente no investiga. Así es como se editan libros a carradas que contienen material barato, con interpretaciones y comentarios personales que nada tienen que ver con un trabajo profesional. Ricca no es historiador. Escribió un libro. No más. Historiador no es.
Personalmente, a mí si la sinagoga Hurva o la reconstrucción de Jerusalén es fiel al pasado o no me tiene sin cuidado. Lo que vale, lo que tiene peso real es su simbolismo y los valores espirituales que representan esas obras de arquitectura. Si son iguales, parecidas o diferentes a sus predecesoras no cambia nada. No quita ni pone. Es la tradición y el arraigo emocional, subjetivo, lo que nos une a esas ruinas y a recuerdos que se remontan a nuestros antepasados lo importante. Lo material no debe adorarse. Es el concepto lo que vale.
El nuevo edificio quedó muy lindo. El concepción del restaurador es apropiada y las terminaciones sobrias y delicadas.
Me encanta. Y cómo te quiero cuando te pones así de ácido... ¡Brillante!
Ricca es un lego. Le falta instrucción y experiencia en el tema.
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