22.1.17

Barroco: Arte Católico en Tiempos de la Contrarreforma

• Conferencia, por Mariano Akerman

Emanada del catolicismo, la Contrarreforma encuentra su expresión artística en el Barroco.


En ese estilo artístico hay emoción. Un deseo de hurgar en el dolor, las heridas y las lágrimas constituye el sentimiento barroco. Con todo, el barroco es la agonía pero también el éxtasis.

Alejándose del intelecto y el individualismo, la Contrarreforma supo ver en el recato y las fuerzas emotivas sus nuevas aliadas para implementar las pautas emanadas del Concilio de Trento.

Recurrió así a la emoción universal y dejó de lado la subjetividad intelectual. El arte religioso católico del período barroco apela a los sentidos. Es teatral y escenográfico. Con persuasión conduce al creyente a participar de la agonía y el éxtasis de los santos, de modo que él las internalice y finalmente las haga propias.


Bernini, Éxtasis de Santa Teresa de Ávila, 1645

Antecedentes en el siglo XVI

Luego del descubrimiento de América y a poco tiempo de comenzar el siglo XVI, el protestantismo se presentó como una importante amenaza para la Iglesia católica, llegando a producir un verdadero sisma dentro de ella.

El protestantismo llevó a cabo la Reforma, rechazando la autoridad papal y desligándose de la Iglesia católica, a la que condenaba por sus numerosos excesos. La reforma emuló la libre interpretación de la Biblia. Excluyó de las iglesias prácticamente todas las imágenes. Prescindió de los santos. Cuestionó varios dogmas sostenidos por el catolicismo. Predicó la austeridad y la sencillez.

El Papa como socio del Demonio

Hacia 1525 el equilibrio y la armonía del arte renacentista cedieron terreno a la tensión y la crisis de lo que se conoce como manierismo. Desarrollado por los discipulos y seguidores de gigantes del Renacimiento Pleno tales como Rafael y Miguel Ángel, el arte manierista fue la última fase del arte renacentista y la expresión patente de su deterioro moral en términos artísticos.

Parmigianino, Madonna de la rosa, 1528-30

Afectación y sensualidad, junto con mensajes sofisticados y a menudo rebuscados fueron algunos de los rasgos del arte manierista, cuya característica principal fue el responder siempre a un individualismo exacerbado, no pocas veces basado en caprichos.

Parmigianino, Madonna del cuello largo, 1535

En el campo del arte religioso, las imágenes manieristas solían ser entendidas como una manifestación del estado de crisis y el calamitoso deterioro de la Iglesia católica.

Andrea del Sarto, La Virgen con el Niño y San Juan Bautista, c. 1530

A tal situación respondió la Iglesia católica con la Contrarreforma. Desarrollada a través del Concilio de Trento (1545-63), ella constituyó una verdadera purga para la Iglesia católica.

Concilio de Trento

Por su parte, el Concilio de Trento:
- Desvinculó a la Iglesia católica de la Reforma protestante.
- Apeló a la Inquisición, puso en marcha la censura eclesiástica y presentó un listado con los textos prohibidos.
- Fijó el dogma y los fundamentos de la Fe católica, dando particular importancia al misterio de la Eucaristía, la veneración de la Virgen María y el culto a los santos.
- Adoptó la Vulgata y estableció el canon de las Sagradas Escrituras.
- Propendió a la reforma moral del clero.
- Inspiró la creación de la Compañía de Jesús, organización evangelizadora basada en la obediencia absoluta.
- Propuso nuevas reglas para el diseño de las iglesias.
- Demandó una reformulación de las imágenes a ser incluidas en las iglesias.

Efecto de la Contrarreforma en el siglo XVII: El Arte Barroco

Siguiendo lo establecido en el Concilio de Trento, nuevas pautas éticas fueron adoptadas por la Iglesia, que reforzó la importancia de la doctrina y los misterios católicos, fomentando a su vez el retorno a los principios tradicionales.

En 1563 el Concilio había establecido en Trento que El ORDEN debía prevalecer en la Casa de Dios y "no ha de representarse ninguna cosa que sea ajena a la piedad ni a la religión, ni profana, deforme, torpe u obscena o que sea mundana o secular."

En lo que concierne a las artes plásticas se insistió en la aplicación del DECORUM, es decir, la representación respetuosa y respetable de las figuras y escenas presentes en las imágenes sagradas.

Murillo, Los niños de la concha, 1670-75

La libertad y el individualismo propios del arte renacentista fueron reemplazados por un arte religioso supervisado y aprobado por los obispos, quienes promovieron un mensaje claro y de carácter universal.

Velázquez, Cristo en la Cruz, 1632

No sólo los temas les fueron dictados a los artistas sino también el modo de representar las imágenes requeridas: ellas debían ahora ser apropiadas, subrayando la decencia y dignidad de lo representado.

Velázquez, La Inmaculada Concepción, 1610

El artista debía representar los temas que se le solicitacen partiendo siempre desde el incondicional respeto por los mismos. La licencia poética fue excluida definitivamente.

Caravaggio, Cena de Emaús, 1596-66

El desnudo era desterrado del arte religioso y también lo fueron las imágenes ambiguas o que expresasen imprecisiones teológicas.

A partir del barroco, el arte eclesiástico debía causar una profunda impresión en el creyente.

Carlo Maderno, Fachada de San Pedro, 1607-14

Bernini, Columnata de San Pedro, 1656-67

La decoración exuberante e incluso la pompa fueron admitidas y cultivadas en las iglesias católicas como respuesta a la austeridad protestante.

Bernini, Cathedra Petri, Roma, 1657-66

Andrés Collado y Francisco de Basteguieta
Retablo de Santa Tecla de Iconio
Catedral de Burgos, siglo XVIII

La persuasión del arte religioso recurría a lo teatral, lo dramático y lo emotivo. Aspectos todos estos particularmente presentes en la cultura católica del siglo XVII.

Andrea Pozzo, Apoteosis de San Ignacio, 1688-94
Sant'Ignazio, Roma

El mensaje del arte barroco debía ser unívoco y no dar lugar a posibles ambigüedades.

Murillo, Virgen del Rosario con el Niño, 1650-55

El arte barroco buscaba ser efectivo, pedagógico y convincente. Lo barroco apeló así mucho más a los sentidos que al intelecto. Su propósito era conmover a grandes masas humanas. Aspiraba excitar la adoración en el creyente a través de la transmisión de un mensaje claro y que le resultase fácil de ser comprendido. VER era sinónimo de APRENDER.

El principio fundamental del arte barroco es que el BUEN ARTE inspira DEVOCIÓN.

Rubens, Cristo crucificado, c. 1620



BARROCO: Arte Católico en Tiempos de la Contrarreforma

Mariano Akerman
Arquitecto e Historiador del Arte

Departamento de Historia, Universidad Bar-Ilan, Ramat Gan
22 de Enero de 2017




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